El problema de que te recuerde con los apagones es que en Venezuela se sigue yendo la luz todos los dÃas, y te veo allà parado en el baño como el retrato más vivo que he capturado sin cámara en mano.
El problema es que estoy buscando en todas partes lo que tenÃa contigo y nada me alcanza, nada me basta, ninguno cumple con los requisitos que cumplÃas tú.
Porque te veo en todas partes, en las canciones, en las pelÃculas, en las noticias y al finalizar el dÃa me sorprendo a mi misma conversando contigo mentalmente, preguntándote cosas, buscando tu opinión, me sorprendo a mi misma queriéndote, riéndome, siendo feliz jugando con tu recuerdo constante.
Es que desordenaste un poco más que mi vida, desordenaste mis ideas y de repente mis prioridades habÃan cambiado y de repente mi futuro se veÃa más lindo si guindaba de tus pestañas y te encontraba allà tendiéndome la mano, invitándome a quemarme como un meteorito entrando en tu órbita, donde todo estaba frÃamente calculado, donde sencillamente no cabÃa yo con el desastre que traigo conmigo.
Y entre todo tu orden encontré el caos que te atrajo hacia mi y esas ganas irremediables de dejarse llevar sin evaluar el daño que tendrá el final. Y allà estábamos nosotros, en un paÃs en crisis, pagando habitaciones de moteles de donde solo salÃan risas, construyendo nuestra propia torre de Babel para tocar el cielo, condenados al desastre de la separación inminente, como ver tu pelÃcula favorita esperando un final diferente.
Pero explotaste y te llevaste todo contigo, pero ambos nos arrasamos como un desastre natural, porque lo más natural que eramos, era eso... un desastre... porque al fin de cuentas siempre fuimos un poco más que Sodoma y Gomorra.