Sentir el frĂo del suelo entrando por mis pies, enfriándome algo más que el alma, enfriándome los sueños que acabo de tener en lo calientico de mi cama, levantar la cabeza y sentir el vacĂo, el vacĂo que te carcome las entrañas, parecido a la sensaciĂłn de vacĂo que te producen las montañas rusas, con la diferencia que no estoy sentada en una y esta sensaciĂłn no resulta efĂmera, ya lleva varios dĂas conmigo, no me deja pensar, no me deja escribir, se confunde con el hambre pero no se va despuĂ©s de comer, me ha dejado una especie de agujero negro en el estĂłmago que si no logro cerrarlo se devorará mi alma. Este vacĂo sabe a soledad pero se siente distinto, ya he compartido con soledad antes y su presencia no resulta fĂsica, sĂłlo emocional, en cambio este vacĂo es diferente, este vacĂo resulta personal, me conoce, sabe quiĂ©n soy, me acechĂł durante varios meses y esperĂł su oportunidad para atacarme, justo ese dĂa, cuando estaba más sensible. Ahora es parte de mi, he pensado en ponerle un nombre, a ver si logro tenerlo al margen, porque debo ponerle un limite ya que no puedo echarlo, no puedo deshacerme de Ă©l porque este vacĂo es fĂsico, no es emocional, porque ahora vivo con un vacĂo en la panza.