Sus ojos se ven más brillantes a contraluz de mi alma, sus palabras retumban como truenos en mi memoria, que suele olvidar todo menos la melodĂa de su risa y el olor de su perfume. SolĂa observarlo por partes, a veces ni siquiera escuchaba sus constantes quejas sobre la vida; solo lo miraba y mientras hablaba sin detenerse, yo etiquetaba cada uno de sus rasgos, como abrĂa los ojos cuando se molestaba, como los cerraba mientras se reĂa, como mordĂa sus labios cuando estaba nervioso y esa manĂa de morder sus uñas cuando estaba aburrido. SolĂas decirme que hablar conmigo te hacĂa pensar, quizás sea por mi intento de vivir con un pie en la tierra mientras tĂş me invitabas a volar. SolĂa reconfortar tus miedos ocultando los mĂos, querĂa protegerte pero de ti mismo. QuerĂa vivir en el brillo de tus ojos, querĂa vivir en el sabor de tu boca, querĂa tantas cosas pero… pero no te tenĂa a ti, sĂłlo tenĂa una fachada, tenĂa tus máscaras, tus miedos y yo... yo querĂa tener tu alma.
Su mirada es infinita como el mar cuando se
une con el horizonte del cielo. Su boca, roja como la sangre que corre por mis
venas, esa sangre que arde cuando rozo su piel. ¿TenĂa que ser tan traicionero?
Supongo que lo advertĂ, todo lo vi venir, tenĂa las señales, tenĂa las
pruebas, pero lo neguĂ©, me mentĂ una y otra vez, juraba que me querĂa, que
todo era real, que nada era una fantasĂa, me decĂa una y otra vez que era
diferente, que esta vez funcionaria, Pero ¿QuĂ© me hacĂa creer que era
diferente?, ¿Su boca besada por muchas otras? O ¿La verdad que ocultaba sus
ojos nostálgicos? Y es que si tuviese la oportunidad de saber las respuestas a
todas mis preguntas, me negarĂa a leerlas, prefiero pensar que el error era de Ă©l
y no mĂo.