Es difícil tenerte y perderte a diario, es difícil ser tantas cosas a la vez y no ser nada al mismo tiempo, es difícil que me quieras sólo cuando me voy y me ignores cuando estoy, es difícil leerte entre líneas y escucharte entre dientes, cuando lo que en realidad espero es que me regales tantos «Te quiero» como estrellas hay en el firmamento, que tu futuro nazca en mis ojos y lo pinte con la yema de mis dedos, que el único aire que respires sea el perfume de mi cabello y la único paisaje que observes sea mi sonrisa enamorada; que la única miel que pruebes sean mis besos al despertarte y que consigas tu presente en la palma de mi mano, que tu miedo más grande sea extrañar el sonido de mi voz dándote los buenos días y la ausencia más fuerte sea que mis ojos no te desnuden el alma mientras duermo; que la melodía más linda sea mi nombre con tu apellido y que la pesadilla que te despierte por las noches sea no estar a tu lado. Pero es difícil enrredarte en letras, es difícil conquistar tu pensamiento, porque huyes antes de dejarte amar, porque el comienzo asusta más que el final.
Yo enamoro con palabras, porque eso es lo que soy y eso es lo que tengo. Por ejemplo, si fuese Morfeo te enamoraría en sueños, para luego convertirlos en realidad. Si fuese Afrodita te haría el amor, para el amor y por el amor. Si fuese Zeus haría que en cada trueno retumbe tu nombre seguido de te amo, seguido de un por siempre. Si fuese Poseidón posaría tus ojos en el infinito mar y con cada ola rota en la orilla del deseo, marcaría mi huella en tu cuerpo, en tu mirar. Pero no, simplemente soy yo, un mortal atrapado en lo pedestre del subsuelo y tú ahí parada tan etérea e inalcanzable. Quizás lo más helénico que pueda llegar a ser, es cuando Hermes me usa como su instrumento, esos días en lo que no soy yo la que escribo sino él que pone sus palabras en mis dedos, en mi boca y yo fiel a su divinidad me someto a su lírica.
"Los labios del mar", los ojos del
viento, ¿Su risa?, su risa pintaba tonos violeta en el ocaso, como si cada
movimiento suyo se tratara de una conspiración con el universo; su cabello
rizado jugaba en la espuma del océano; su voz era como el susurro de un deseo,
como un secreto que tiene como único cómplice una estrella fugaz. Así pinta mi
universo tu andar, un oasis en el desierto de la desesperanza, en el cementerio
de la batallas perdidas, pero… pero eres pequeño, como el rayo del sol que se
cuela entre las nubes grises, muy pequeño como el escalofrío después de un
estornudo, tan pequeño y subjetivo como una partícula del tiempo, a veces
eterno, a veces un parpadeo, porque a veces te pienso y… y a veces simplemente
olvido hacerlo.
Te acuerdas el día que estábamos
sentados a orilla del adiós, en silencio, como si el tiempo no transcurriera,
me volteé para mirarte y te dije "El odio es el sentimiento más real de
todos" al terminar la frase me miraste como si estuviese loca y respondiste
"Odiar es malo" junto a tu respuesta solté una carcajada
estruendorosa, como si se tratara de una especie de burla o chiste y exclame: ¡No
seas hipócrita! El odio es el primer sentimiento real que experimentamos,
nacemos llenos de odio por el doctor que nos saca de la comodidad del vientre
materno; lloramos con odio por esa persona que nos lastimó; reímos con odio al
ver a nuestro enemigo abatido; besamos con odio a esa persona que queremos pero
nos lástima, (como te he besado a ti cientos de veces, con esa furia
incontenible, como si te quisiera arrancar el alma por la boca); queremos con
odio porque aunque lo negamos el amor que recibimos nunca es suficiente (el
amor que me das no es suficiente y te quiero con odio por no querer saciar mi
sed); observamos con odio nuestro pasado, las veces que hemos caído y no
hemos sabido levantarnos y cuando lo hacemos, es por odio, por orgullo, por no
querer aceptar que nos equivocamos; respiramos con odio, ese aire que nos
asfixia, ese aire de odio que nos envenena y llena nuestra pulmones de
concreto, por eso quiero decirte que ¡TE ODIO! Porque el odio que siento al
verte es lo más real que tengo, porque te quiero pero la mayor parte del tiempo
lo hago con odio. Al terminar mi razonamiento, me miraste con un brillo extraño
en tus ojos, con algo que detesto admitir, pero creo que era lastima, ¡Me
miraste con lástima! Como se mira a un perro callejero, como se mira aquel
paciente enfermo en su lecho de muerte, mi odio se incrementó y lo volví a
gritar “¡TE ODIO! ¿NO ME ESTÁS ESCUCHANDO? ¡TE ODIO!” al ver mi desespero sonreíste y
contestaste “Lo sé cariño, gracias por quererme con lo más real que tienes… tu
odio”.
Contaba las horas, los segundos, los
días, las semanas, los meses,
contaba las olas del mar, los granos de
arena,
contaba las estrellas en el cielo, las
nubes en forma de animales,
contaba los árboles y las hojas que caían
de ellos,
contaba las aves y su aleteo,
contaba los maderos que juntos hacen mi
techo,
contaba los azulejos que juntos hacen mi
suelo,
contaba las sonrisas de los extraños que
veía pasar,
contaba los ojos que brillaban por eso de
amar,
contaba los sueños que veía escapar,
contaba las pesadillas que buscaban el
camino de regreso a su hogar,
contaba las lágrimas que caían de los
ojos ajenos,
contaba las lágrimas que caían de mis
ojos con recelo,
contaba los gritos que se emitían con
odio y desconsuelo,
contaba los carros azules y observaba sus
pasajeros,
contaba los rizos que formaba sus
cabellos,
contaba los besos y las promesas de amor
eterno,
contaba las decepciones y los reclamos
del amor muerto,
contaba las mentiras blancas, negras y
las verdaderas,
contaba las realidades ficticias y los
mundos paralelos,
contaba las miradas de los ciegos y la voz de los mudos mientras le recitaba este escrito suavemente a algún sordo,
porque contaba, cantaba y escribía no
para que me leyeran, no para que me escucharan, lo hacía sólo para que vieran
los colores que cuenta mi alma y si algún día me pierdo, letra a letra
conseguiré el camino a casa.
Tus
ojos eran espejos brillantes donde siempre te veía a ti, donde te leía el alma
como un libro abierto pero sin olor a nuevo,
Tus
ojos eran ventanas abiertas donde se colaban los rayos del sol para bailar con
tu risa, para bailar con tu ilusión,
Tus
ojos eran caminos de piedra, donde veía pasar mis días, donde me sentaba a
recitar tu vida, a escribir la mía contigo a mi lado, contigo en mi tiempo,
Tus
ojos era un oasis en el desierto de mi apatía, en el desierto de mis ganas de
no tener ganas de seguir en ese camino de piedra que a veces me era tan difícil
transitar,
Pero
tus ojos siempre aparecían cuando menos lo esperaba, para desnudarme el alma,
para despojarme de mis miedos, para incrementar mis sueños y perderme en la
galaxia de tu iris,
Tus ojos
eran mi horizonte, pero en tu boca perdí mi norte,
Ya tus
ojos no me miran, ya tu alma me dio el punto el final, el camino me llevo un
precipicio donde yo salte en mi ceguedad.
Mis ojos tocaban el cielo, lo sentían, lo
palpaban, pero no lo tenía, no me pertenecía, cada vez que intentaba atraparlo
huía, se iba de mis ojos, anochecía y ya no le sentía, lo extrañaba, le
llamaba, le cantaba pero no respondía, ni el eco se escuchaba, se asustaba cada
vez que intentaba atraparlo, pero es que mis ojos son celosos, no quería que
nadie más le mirara, le pintara o le escribiera, era mi cielo, mi azul cristalino,
mi espejo, mi reflejo, mi cuaderno donde escribía mis sueños, pero él era
libre, él era infinito, aunque siempre lo sentiré mío.
Un "Te amo" se posaba
en mis labios, un "te necesito" se posaba en tu voz, las miradas
esquivaban las horas, mis dedos pintaban el sol, sentía a tu fantasma bailar en
mi cabello, tu escuchabas mis letras en el eco del silencio. Recogí mi cabello
en una cola, espanté al fantasma de tu ausencia, aluciné con tu partida, sacudí
el polvo del amor y sin pronunciar palabra alguna un beso selló el adiós.
Llevo tatuado tus sueños en la
yema de mis dedos para así escribirlos en millones de historias, millones de
cuentos y poemas, inmortalizar tu historia, mi historia, en palabras infinitas,
palabras que recorrerán el mundo y se contaran en todos los idiomas, en todas
las letras y en un millón de años luz las personas seguirán contando tus
sueños, los sueños que yo escribí para ti, para los dos y entonces… seremos
eternos.
Y es que siento que muero por partes,
muero en tu mirada, tu sonrisa,
tu recuerdo eterno que se ancló justo al lado de mi corazón,
como una sombra, un suspiro,
un “hola” seguido de un "no te olvido".
Y es que siento que muero por partes,
muero en los detalles, lo hago al respirar,
muero en cada sístole y revivo en la diástole
y me estoy cansando, me estoy cansando
de esta muerte eterna que sólo lleva tu nombre.
Te quiero querer con ganas sin
miedo
Te quiero querer con tus defectos
y virtudes,
con tu aire artístico y tus inseguridades casi tan grandes como las
mías
Te quiero querer sin ganas de
quererte y aunque intentes alejarme
Te quiero querer de día y de
noche,
con tu miedo al rechazo, con tu miedo al amar.
Porque te quiero aunque tenga
miedo
y es que evito pensarte pero te apoderas de mis sueños.
Y es que te quiero querer contigo
queriéndome sin final,
Deja de enfocarte en el pasado, que
ya paso
Deja de mirar a tu alrededor
Deja de escuchar esos fantasmas que te mienten y te dicen que te alejes
Déjame ser la razón de tu sonrisa
o al menos darte un motivo para que sonrías siempre
Porque te quiero querer
queriéndote sin nadie más, sólo con estas ganas insaciables de amar.
Te escribiré hasta que sienta que
las letras no tienen sentido
Te escribiré con palabras usadas
o poemas de otros
Te escribiré con risas y con
llantos
Con odio y con melancolía
Dibujare tu sonrisa en versos, tu
silueta en prosas
Tus besos en mi calma, tus
caricias en mis ganas
Te amarraré en cantos, te
amarraré el alma
Y es que no conozco otro modo de
hablarte,
es que lo siento por ti, no lo
siento por más nadie.
No soy perfecta y tampoco aspiro serlo,
Soy muy insegura de mi misma,
De mis reflejos y mis pensamientos
De mi incapacidad de huir cuando es necesario,
Por eso me quedé contigo, me quedé a tu lado,
Por ti y tu manera de
sonreírle a la vida,
Por ti y tu inseguridad hacía ti mismo,
Por ti y el perfume
que adorna tu piel,
Por ti y mi necesidad de querer vivir en tus dulces besos de
miel.
Desde que te besé por primera vez mis versos empezaron a
llevar tu nombre
Desde que te empecé a querer mi nombre empezó a ser el palpitar de tu corazón
Si tan sólo pudiera vivir en tu boca, crearía un universo
para los dos
Un universo donde el más fino beso sea la razón para
anclarte junto a mí
Donde un largo abrazo sea la promesa del por siempre sin
final
Un universo nuevo, sin pasado que cargar, sin futuro que
anhelar,
sólo con la promesa de quererte más... Más de lo que te puedo dar.