A veces prefiero dejarme de pendejadas y ser cobarde, asĆ, no mĆ”s, cobarde. Huir de todas mis luchas, de todas mis batallas, poner mis rodillas en el suelo y llorar cada mililitro de agua salada que llena mi cuerpo.
Y me da por releerme, y me topo con tu ausencia, y me da por escucharme, y me topo con tus letras, y me da por sentarme y extraƱarte, como si el huracƔn de tu vida hubiese pasado por mi tierra ayer.
Y no quiero hacerte feliz y ya no quiero que tu sonrisa lleve mi nombre. Quiero que vuelvas a mi para cuidarte la tristeza, que te reencuentres en mis brazos y te vayas de nuevo dejƔndome llena de ausencias que pregunten por ti, que te extraƱan volando por la casa, que me escriban versos que saben a ti.
Porque nunca eres mĆ”s tĆŗ cuando estĆ”s triste, porque nunca soy mĆ”s yo cuando te extraƱo, porque si me miro cuando soy valiente y te olvido me desconozco y es que nunca eres mĆ”s mĆo cuando te siento encima llorando y es que nunca soy mĆ”s tuya cuando te escribo como si el tiempo no hubiese pasado.
Y cuando te de por volver, vuelve para marcharte, no intentes quedarte, que me gustas mƔs dƔndome la espalda, que te prefiero cobarde huyendo y me prefiero valiente y paciente esperando tu regreso.