Ignición

7/18/2017 06:52:00 p. m.



Verte caminar desde lejos, implicaba en mi muchos sentimientos. Verte caminar hacia mi dirección, sabiendo que podías hacer cualquier cosa, pero preferías estar conmigo, hacía que mi pecho se llenara de aire de lava, caliente, como la ignición de una estrella.

Esa tarde, al verte, te adueñaste de mi, esa tarde... cuando explotaste y te expandiste, llenando todo de luz, disipando la neblina y menguado la penumbra.

Te adueñaste de mi centro, de mis extremidades, llenándolo todo de ti, fresco, como agua de río paramero, blanco, como espuma de mar caribe.

Te convertiste en la medida de mi tiempo, volviendo tu ausencia en horas derretidas que se elevaban al cuadrado, donde un día duraba una semana y una semana un mes, todo parecía más lento, más oscuro, pero cuando llegaba la hora de verte, el tiempo competía con mis ganas, en cada segundo entraban 4 y hasta 5 latidos, todo corría tan rápido, que las personas que pasaban a nuestro lado tenían rostros borrosos, donde solo existía el mar negro de tus ojos, donde nos compenetrábamos y le ponías nombre a cada peca de mis hombros y apellido a cada lunar que habitaba en mi cuerpo, así nuestras esquinas se volvían curvas y nuestros bordes no tenían fin.


 Me inundaste tanto, que hacías que me desbordara por mis caderas, me sabías a tierra mojada y por donde pasaba mi lengua brotaban en tu cuerpo girasoles del tamaño de mi cara. Me chapoteaste con tu brisa de estrellas, reduciéndome tanto, que cabía en tu mano izquierda convirtiendo tus dedos en caminos de piedras que desembocaban en mi mar adentro.

0 comentarios